Un elemento fundamental para el envío de las cartas es sin duda el buzón, un recipiente de diferente forma y color según el lugar, pero con una misma utilidad, la recepción de cartas.

Se cree que la idea de crear el primer buzón la tuvo un cartero polaco allá por 1633, que tenía que hacer una ruta fija entre Breslavia y Leipzig, pasando por Legnica, y para ahorrar tiempo ideó un recipiente donde los habitantes de esta última localidad dejasen sus cartas y él las recogiese rápidamente para no demorarse en exceso en su tarea de reparto.

La idea no se extendió hasta mediados del siglo XIX, cuando en la capital polaca se instalaron los primeros buzones para uso público.

El título de ser el buzón de Correos más antiguo de España lo tiene una casa particular de Mayorga (Valladolid), en el que está cincelada la siguiente leyenda: Coreo Ano de MDCCXCIII, es decir Correo año 1793.

Alrededor de 1850 se instalan buzones en las diversas puertas de entrada a Madrid, como: Alcalá, Atocha, Toledo… y también se ponen cajas-buzones en los estancos “por ofrecer mayores garantías”. La retirada de correspondencia se hacía dos veces al día.

En la prensa de la época de Madrid aparecen muchas referencia a los buzones, llamados columna buzón o peralte buzón.