En multitud de películas vemos cómo el héroe de turno da una patada a la puerta y ¡tachán! De una vez está abierta la puerta, sin importar el grosor, las vueltas dadas a la llave, el material del que está hecha…

¿Es tan fácil? La respuesta es no, normalmente harían falta muchos intentos y fuerza bruta para romper una puerta fina y normal, de las del interior de la casa, pero las de fuera es otra cosa, especialmente si están blindadas o acorazadas.

Para entrar en esos casos, más vale maña que fuerza, aunque poco a poco los cerrajeros intentamos ir por delante de los ladrones para que sus técnicas no lleguen a buen puerto. Apostar por la innovación en seguridad siempre es la mejor opción para estar tranquilo en el hogar.